Propiedades: El
abedul es una fuente de ácido acetilsalicílico, lo que le confiere las mismas
propiedades de la aspirina: anticoagulante y analgésico. También es diurético y
puede utilizarse para el tratamiento de la gota, afecciones reumáticas, edemas
o cálculos renales. Activa la función de los riñones. Tiene propiedades
antiinflamatorias y antibacterianas (combate la cistitis). Alivia los dolores
artríticos y reumáticos. Actúa sobre la celulitis rompiendo los nódulos fibro-conjuntivos.
Depurador de la sangre. Provoca efectos beneficiosos sobre la piel actuando en
casos de dermatitis, costra láctea, tiña… su aceite se aplica a la parte
enferma de la piel en caso de psoriasis y eccema crónico. Se utiliza también el
aceite aplicado sobre el acné pustuloso ya que es astringente y reseca las
heridas. La salvia se añade a las bebidas refrescantes. Los gargarismos con
esta planta resultan muy eficaces para tratar aftas bucales, encías enfermas, o
dolor de garganta. Aplicada a las hojas fresas sobre el pecho alivia el dolor de
las madres que están amamantando. Usada en champú le confiere propiedad
anticaspa y fortalecedor del pelo. Su acción depurativa del hígado y la
vesícula biliar impide la aparición de eccemas causados por la disfunción de
estos órganos. Ayuda a reducir el colesterol “malo”.
Buenas combinaciones:
combinado con la cola de caballo resulta ser un buen cicatrizante.
Incompatibilidades: No
se aconseja el abedul en caso de estar tomando tratamientos para la coagulación
(ni coagulantes, ni anticoagulantes).
Contraindicaciones y
efectos secundarios: No debe tomarse ni utilizar externamente el aceite
esencial, ya que es muy rico en salicilato de metilo, sustancia muy tóxica que
puede causar la muerte con dosis de tan solo 10 ml. No es recomendable en
mujeres embarazadas o en período de lactancia.
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